miércoles, 21 de diciembre de 2011

El secreto de vivir.

Ser joven, digan lo que digan, es un oficio cruel. No voy a exponer razones, ni pienso pontificar. Si lo eres, sabes lo que digo. Si no lo eres, visto lo visto, ya te habrás obligado a creer que tampoco fue para tanto. Tengo catorce años, así que nada, aún es pronto para engañarme. No puedo dedicarme a olvidar, sobre todo porque mi memoria, de vacía que la tengo, tira de mi. Debo centrarme y llenarme, y busco donde puedo. Ante todo, me he prometido ser sincera conmigo. Al fin y al cabo, me gustaría llegar a descubrir, de que pasta estoy hecha. Y a quién no, ¿verdad? Pero hay una gran pega; en mi mapa, hay demasiados retazos en blanco, y no paro de recibir consejos y lecciones que ni quiero, ni me valen para nada que no sea irritarme. Si el secreto de vivir consiste en callar la verdad, entonces el chiringuito está muy bien montado. Yo voy algo perdida, es cierto que, aunque por suerte, no se me dan del todo mal las palabras. Supongo que eso ayuda a la hora de ocultar y ocultarse, aunque espero que al final de toda esta comedia, no se limite a eso: esconder y fingir. Quiero creer que no, porque a veces sueño que vuelo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario